sábado, 18 de abril de 2020

Transrraulaica 2018 Día 2: De Gabardito a Lizara

16-Septiembre-2018

 (escribo esto en mitad de la cuarentena por el coronavirus de 2020, lo digo por si se nota algo de angustia ante la vida en este texto)

No tengo muy nítidos los recuerdos de esa mañana, pero supongo que desayunariamos frugalmente junto a nuestros compañeros temporales y echamos a andar hacia el collado del Foratón, que separa el valle de Hecho del de Aragües del Puerto.

Vistas hacia el este
Recuerdo una senda bonita, a cielo abierto, sin apenas grandes árboles, desde donde se divisaba el valle que quedaba a la espalda y el Bisaurín, que se erguía donde suelen estar los baños en los bares: al fondo a la izquierda. Nuestro paso era rápido para ir con mochilas, pero no podíamos "competir" con los trail runners. Reflexión: ¿qué sentido tiene ir rápido en el monte? ¿Queda tiempo para parar a observar el entorno y escucharte a ti mismo? Fin de la reflexión y vuelta a la gilipollez.

El Castillo de Acher visto desde el Bisaurín
Recuerdo llegar al collado y cruzarnos a los corredores, que bajaban ya follados del pico. Les deseamos buena vuelta, nos animaron y hasta otra. Amistades fugaces que uno hace por ahí arriba. Paramos un poco a beber agua, le dijimos adiós al valle y empezamos a subir los 650 metros de desnivel que nos separaban de la cumbre. No recuerdo un gran sufrimiento, será que estábamos en mejor forma que ahora porque tengo que subirme ahora mismo 650 metros para arriba con la mochila a la espalda y llamo al helicóptero. En fin, que recuerdo que arriba coincidimos con un padre y un hijo guipuzcoanos, con los que estuvimos charlando sobre futbol y sobre no sé qué más. Creo que ellos venían de Lizara, y nos los fuimos encontrando en la bajada en varias ocasiones.

Recuerdo que en vez de bajar por el mismo sitio, optamos por coger un camino que yendo hacia el norte primero y luego hacia el este, nos deja en la Foya de Bernera, desde donde bajaríamos al refugio de Lizara.

Como siempre que bajas de algún pico pirenaico, el comienzo era un puto pedregal de cuidado. Cuando pasamos esa primera zona de rocas y neveros, cruzaron ante nosotros unos 30 sarrios, a no más de 20 metros de distancia. Una imagen que no creo que olvide en mucho tiempo. Eché en falta algo persiguiéndoles, un lobo o un tigre de dientes de sable por ejemplo, pero bueno, no vamos a exigir más al cada vez menos salvaje Pirineo.

Por ahí debe de verse algún sarrio
Cuando llegamos al llano semipantanoso íbamos secos como la mojama pero tuvimos la suerte de que coincidíamos con una carrera de montaña y nos invitaron a unos tragos de agua. Quise enseñarle al tio Tone el valle de los sarrios pero me parece que nos quedamos en el ibon viejo.

Recuerdo que rehicimos nuestros pasos hasta volver a saludar a los de la carrera y bajamos directos al refugio, que por ser domingo estaba lleno de excursionistas. En cuanto se fueron nos quedamos casi solos. Recuerdo una pareja que estaba haciendo el GR11 en caballo. Siempre hay alguien más raro que tu, está claro...

Rutina habitual y a sobarla.

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