miércoles, 4 de octubre de 2017

Sri Lanka, la puerta del Sur de Asia - Días 10 al 14 - El paraíso de las Maldivas

Días 10, 11, 12, 13 y 14 de Junio de 2015

Ya he dicho que al ser nuestro viaje de novios fue un viaje algo especial, entre otras cosas porque metimos cinco días de relax en el paraíso en las islas Maldivas.

Llegando al paraiso

Durante los siguientes cinco días no hicimos más que tomar el sol, beber zumos de frutas tropicales, bañarnos y bucear algo. 

La verdad es que el sitio no defrauda. La imagen de isla tropical que todos tenemos en la cabeza se hace realidad es casi cualquier isla del archipiélago de las Maldivas. Arena blanca, aguas turquesas, palmeras verdes y fondos marinos multicolores. No soy un gran fan de la playa pero tengo que reconocer que fueron cinco grandes días.

Fauna local

Cuando aterrizamos en el aeropuerto de Male tomamos una lancha rápida que nos dejó en nuestra isla. Y a partir de ahí, a disfrutar de la isla.

Estrés absoluto

Es un país curioso. Constituido por unas 1200 islas de las cuales únicamente unas 200 están habitadas, es un país rigurosamente islámico, donde la sharia se toma como base de la legislación. Sin embargo, ante los pocos recursos que posee, durante los años 70 se abrió el país al turismo. Se decidió que para preservar la cultura local, solo se podrían construir hoteles y centros turísticos en islas sin población con lo cual el contacto con los locales solo es posible si se hace alguna excursión.

Eso si, hacía caloraco

Tiene unos 400000 habitantes, de los cuales unos 100000 viven en su capital, Male, que nos pareció un sitio bastante horrible. Es llamativo que la altura máxima sobre el nivel del mar no llega a 3 metros, hecho que hace que estén verdaderamente jodidos por el cambio climático. De hecho desde hace unos años con los beneficios del turismo se está comprando terrenos en el continente para una posible evacuación.

Otra puesta de sol

Nuestra isla estaba en el atolón más cercano al de la capital y aún así ya nos daba impresión de estar alejados de todo y perdidos en el océano, así que no me quiero imaginar en aquellas islas más alejadas.


Fauna marina



martes, 3 de octubre de 2017

Sri Lanka, la puerta del Sur de Asia - Día 9 - Paseo por Ella y Negombo


Miercoles 9 de Junio de 2015


Desayunamos con vistas al Ella Gap, que es como se llama la vista entre las dos montañas que rodean el pueblo, la Ella’s Rock y el Little Adam’s Peak. Precisamente este último sería el objetivo de la excursión del día.

La herencia colonial inglesa se puede ver también en la extensa red de ferrocarriles del país


Caminamos al principio siguiendo las vías del tren y luego por una carretera, mientras que los millones de perros callejeros nos seguían. Parecía que estaban divididos en pandillas, y cuando uno de los que nos seguía se encontraba con uno que no era su amigo se ponían a ladrarse y a intimidarse. Uno o dos perros nos seguían desde el comienzo del paseo hasta el final, no sé qué vieron en nosotros pero ellos y sus pulgas solo nos dejaron al pie del pico. Curioso lo de los perros callejeros. Los hemos visto en muchísimos países y estoy encantado de que no haya en España.

Vista desde el Little Adam's Peak


Fue un corto y bonito paseo con solo un tramo de subida en su parte final que nos dejó en la cima del Little Adam’s peak, desde donde disfrutamos de la bonita vista del sur de la isla. Deshicimos el camino hacia el hotel, donde cogimos las maletas y nos montamos en el coche con Sugat, que nos esperaba en la puerta para llevarnos hacia Negombo.

Little Adam's Peak


Escogimos Negombo únicamente porque está muy cerca del aeropuerto y nuestro vuelo salía muy temprano por la mañana. No queríamos arriesgarnos a dormir en el mogollón de Colombo y al día siguiente encontrar atasco o tener que madrugar aún más.

Fue un largo trayecto, bajando de las tierras altas por su flanco sur y recorriendo carreteras al borde de precipicios llenas de curvas. Pero siempre es entretenido recorrer un país que no conoces y fuimos alternando alguna siestecilla con preguntas a nuestro simpático conductor. Tuvimos algún problema que otro para encontrar el hotel, que más bien era una casa de huéspedes regentada por un británico con nacionalidad srilankesa. Dejamos los bártulos y cogimos un tuk tuk hacia la estupenda playa de Negombo.

Una preciosa puesta de sol en el Océano Índico

Fue el único contacto que tuvimos con las playas del país y la verdad es que fue estupendo. Es un playón, con arena fina y una vista preciosa del atardecer. Nos dimos un largo paseo por la orilla y cuando anocheció nos tomamos un zumo en un chiringuito y compramos unos souvenirs en una de las muchas tiendas para guiris.

lunes, 2 de octubre de 2017

Sri Lanka, la puerta del Sur de Asia - Día 8 - Horton Plains NP y Ella


Martes 8 de Junio de 2015

Nos pegamos un madrugón bastante serio (recuerdo que era aún noche cerrada cuando salimos a la calle) y un jeep nos recogió en el hotel. Tras un rato de no más de una hora circulando por las carreteras de la zona y sorprendiéndonos con las explotaciones lecheras que abundan por la zona llegamos a la entrada del parque nacional de Horton Plains.

El paisaje había vuelto a cambiar; estábamos a más de dos mil metros de altitud y la vegetación era completamente diferente, con llanuras verdes y árboles adaptados al frío y el viento de la zona. Los ciervos endémicos de la isla berreaban en la distancia (desafortunadamente no pudimos verlos durante el día) y el sol empezaba a brillar en un cielo claro.

Ruta por Horton Plains

Nos pusimos a andar tranquilamente con un tiempo perfecto, fresquito pero luminoso. Realmente echábamos de menos caminar por el campo con un clima de montaña. El paisaje cambiaba de llanura herbosa a bosque con unos curiosos árboles retorcidos, los pájaros trinaban y apenas vimos a gente en todo el día. Hicimos un recorrido circular que pasa por el mirador de World's End, desde donde se divisa el sur de la isla hasta el mar y luego discurre por en medio de un precioso paisaje de llanura de altitud hasta las cataratas de Baker. En este páramo de altura nacen los principales ríos de la isla, y por eso es un tesoro natural que se cuidan mucho de preservar.

Paisaje desde el World's End
Acabamos el recorrido tras unas 4 horas de caminata, cuando el sol empezaba a apretar un poco más en el cielo y la gente empezaba a acumularse en los caminos. En resumen, nos pareció una ruta de lo más recomendable, sencilla y agradable de hacer.

Cascada de Baker

De allí fuimos a la estación de tren de Pattipola, un poco más abajo siguiendo la carretera, para montarnos en el afamado tren que recorre el corazón del país hasta Ella, nuestra siguiente etapa.

Estación de Pattipola

El trayecto en tren es muy bonito, además no es únicamente para turistas ya que compartes el trayecto con mucha población local. El problema es que cuando subimos al tren los sitios en el lado bonito del trayecto ya estaban todos ocupados, con lo que tuvimos que conformarnos con dos en el lado malo. Veíamos el paisaje y nos levantábamos a hacer fotos pero supongo que sentado al lado de la ventanilla buena el camino es más impresionante.

Aún así el viaje sigue siendo recomendable aunque solo sea por ver la vida local en las diferentes paradas, ver como las familias suben y bajan del vagón, como los vendedores suben ofreciendo sus productos en las paradas, y por supuesto por admirar el soberbio paisaje montañoso de esta zona. Tras unas cuantas horas de tren, llegábamos a Ella, la última parada de nuestro corto viaje por Sri Lanka.

Ella no es más que un cruce de caminos donde se han construido equipamientos para el turista. El entorno es muy bonito y fue atrayendo viajeros con el tiempo y hoy un buen número de hoteles, restaurantes, bares y tiendan conforman el pueblo junto a la estación de tren. Nuestro hotel estaba perfectamente situado con vistas al Ella's Gap, y la vista que teníamos desde la misma cama era majestuosa. Nada más llegar empezó a caer una tormenta que disfrutamos desde el balcón.

Ella Gap

Cuando paró bajamos al pueblo caminando sobre unas vías de tren y ya en la calle principal nos tomamos unas merecidas cervezas después del largo día. Quizás fuera el único día en el que vimos ambiente de mochileros, omnipresente en otros destinos del sureste asiático.

domingo, 1 de octubre de 2017

Sri Lanka, la puerta del Sur de Asia - Día 7 - Las Tierras altas

Lunes 7 de Junio de 2015

Salimos por la mañana hacia las tierras altas, circulando por una serpenteante carretera que ascendía sin aparente fin. El paisaje era fantástico. Bajo un cielo azul salpicado con nubes blancas, las plantaciones de té se sucedían a ambos lados de la carretera y solo cesaban cuando el terreno era demasiado escarpado. Pudimos ver un par de majestuosas cascadas durante el camino. A pesar de ser un largo trayecto, no nos aburrimos, entretenidos como íbamos con el paisaje.

Plantaciones de té de las tierras altas


Hicimos un par de paradas. La primera en una plantación de te, donde pudimos caminar entre las plantas y observar a las trabajadoras tamiles que recogen el te en unos capazos que llevan en su espalda. La segunda en una fábrica/tienda que, al contrario que el jardín de especias si nos pareció interesante. Nos mostraron el proceso de fabricación del té, los diferentes tipos y la maquinaria utilizada durante el proceso. Por último te hacen una degustación antes de pasar a la tienda, pero no nos pareció mal, nos gusta el té y nos llevamos algo de regalo para España.


Cascada de camino a las tierras altas
Tras alguna vuelta más en la carretera llegamos a Nuwara Eliya, ciudad capital de las tierras altas y fundada en el siglo XIX por los británicos como ciudad de escape del calor tropical. La verdad es que hacia un tiempo fenomenal, parecido al que podemos encontrar en la costa cantábrica, con buena temperatura durante el día y fresquito (de ponerse una chaqueta) en cuanto se ponía el sol.

Paisaje de las tierras altas

Dimos un paseo por el Gregory Lake, rodeados de montañas, contemplando el radical cambio que presenta el paisaje en unos pocos kilómetros y como los locales paseaban y se relajaban a la orilla del lago. Comimos algo ligero y buscamos nuestro hotel en el centro de la ciudad. Era un hotel colonial, con muy pocas habitaciones pero mucho encanto y el encargado parecía descendiente de los colonos británicos de hace un siglo. Estuvimos muy a gusto.

Gregory Lake

A primera hora de la tarde bajamos al centro y dimos una vuelta por el jardín de la Reina Victoria, en un ambiente relajado y agradable. Paseando entre algún campo de golf y mansiones coloniales descubrimos el Grand Hotel, autentico símbolo de la ciudad y nos regalamos un muy británico té con pastas en la señorial terraza. Bueno con pastas, sandwiches y alguna cosa más.

Grand Hotel

High Tea


Ya de noche volvimos paseando al hotel con la chaqueta puesta y cenamos allí una estupenda comida mientras charlábamos con el dueño. No fue el día que más cosas visitamos, pero probablemente fuera de los días más agradables del viaje. Al día siguiente nos tocaba madrugón para visitar el Parque Nacional de Horton Plains asi que nos fuimos a dormir temprano.