viernes, 14 de julio de 2017

Chile, día 13 y 14: Punta Arenas, un buen asado y un ¡hasta pronto!

9 y 10 de Enero de 2016

Con una ligera resaca de tantos piscos nos levantamos y nos pegamos un buen desayunaco en nuestro B&B mientras que charlabamos con la dueña, que nos comentó la importancia de la inmigración europea en la historia de la ciudad y de la Patagonia chilena en general. Ésta zona aún hoy está asilada por tierra del resto del pais, y por tanto el gobierno chileno confió en la emigración europea para el poblamiento y el desarrollo de estas duras tierras. Por lo que parece les salió bien.

Salimos a dar una vuelta por la ciudad, dirigiéndonos a su principal atracción, que no es otra que el cementerio, donde uno puede observar el pasado casi centroeuropeo de la ciudad, con multitud de tumbas escritas en aleman y sorprendentemente en croata. También hay numerosos enterramientos de colonos españoles, algunos de ellos en impresionantes mausoleos, que dan muestra de la riqueza que algunos de ellos hicieron.



Después, bajamos caminando hacia el centro, hacia la plaza Muñoz Gamero, con su gran estatua de Magallanes en el centro, el palacio  de Sara Braun y la catedral. Uno no asocia este tipo de ciudades a Latinoamerica. Su clima y sus toques centroeuropeos le dan cierto aire noreuropeo, como si en vez de al sur del sur estuvieras en Hamburgo o Copenague (salvando las distancias).

Plaza de Muñoz Gamero

Bajamos hacia el estrecho admirando los palacetes de principios de siglo que jalonan las calles, cuando Punta Arenas estaba en pleno auge. Doblar el estrecho de Magallanes era la única manera de pasar del Pacifico al Atlántico (y viceversa) ya que aún no existía el canal de Panamá, y los inmigrantes europeos hicieron mucha riqueza con las explotaciones áureas y de ganado ovino. Pese a que parte de esta riqueza se esfumó al abrirse el canal, aún hoy Punta Arenas es una de las ciudades de Chile con mejor calidad de vida.



Al final de la calle se abre el estrecho de Magallanes, con sus frías pero tranquilas aguas que evitaron durante muchos siglos el feroz Cabo de Hornos. Por aquí circularon toneladas y toneladas de mercancías entre el Pacífico y Europa, pero hoy son una ruta secundaria para el tránsito mundial de mercancías.

Nos dimos un pequeño paseo a orilla del canal pero no era muy agradable así que recogimos las maletas y nos dirigimos al aeropuerto.

Estrecho de Magallanes

Al llegar a Santiago, hicimos las últimas compras de souvenirs (las únicas diría yo) y celebramos nuestra marcha con nuestro amigos con un asado al más puro estilo chileno. Broche de oro para un gran viaje a (casi) el otro lado del mundo.