domingo, 27 de julio de 2014

Vuelta al valle de la Fuenfría

Integrantes: James
Fechas: 16 de Julio del 2014
Sector: Sierra de Guadarrama

Por diversas excusas razones acabé por no apuntarme a la Cercedilla Trail Race del sábado 19, pero como el miércoles 16 lo tenía libre decidí probarme y hacer el trail a mi bola y en solitario.

El calor iba a apretar así que mi intención era empezar bien prontito pero, como bien dice mi padre: “De noche se madruga mucho” así que acabé empezando a correr a las 09:30 por el centro de Cercedilla. Otra de las motivaciones que tenía era estrenar mi nuevo y flamante Nexus 5 (“ooooooh, menudo movilacoooo”), más que el móvil el GPS que trae y el wikiloc que me bajé y pagué. Me bajé el track, lo cargué y le dí a seguir. El resultado: pleeeenamente satisfactorio, una precisión inesperada, al menos para mí, profano en el mundo de los GPS (soy más de mapas doblados y marcados estudiado previamente).

Así que con mi mochila camelback, mi gorra y mi móvil eché a correr por las calles de Cercedilla mientras que los lugareños me miraban con cara rara. Atravesé un tunelcillo bajo las vías del tren, enlacé con la trasera de unas casas, abrí una verja para el ganado y por fin salí a un sendero que subía por un pinar arriba solo para tras 20 minutos descubrir que me había equivocado de camino y que iba en sentido contrario. De nada sirve un GPS y una app de la leche si el usuario es un absoluto gañan que se equivoca al leerlo.

Media vuelta y en 20 minutos estaba en el camino correcto, bajando un senderillo a las afueras del pueblo que desembocaba al principio de la carretera de las Dehesas. Pronto se desviaba hacia la izquierda y empezaba a subir (y yo a dejar de correr).

Una subida constante pero siempre a la sombra de los pinos me dejó en 15 minutillos en el antiguo campamento de las Peñotas. Esto lo sé porque lo he leído, porque yo no vi nada que se pareciera a un campamento ni de coña, sino un establo y ruido de vacas (tolon tolon, muu muu). El caso es que crucé el pradito abierto pensando que ya quedaba poco para el puerto.
Meeeec, error. De hecho aún quedaba lo más duro. Eso si, siempre a la sombrita y por una senda bien marcada. Pero duro, para que negároslo. Además iba un poco acojonado por si me faltaba agua y no bebí demasiado con lo que, cuando por fin llegue al collado de Cerromalejo, entre la Peña del Aguila y la Peñota tenía más sed que tras un mes veraneando en el Sahara. Así que, sabiendo que había completado la mayor subida del día, succioné cual neonato de mi camelback hasta que me sacié.

Collado de Cerromalejo
No paré mucho y continué por una sendilla hasta lo alto de la peña del águila, primero a la sombrita y luego saliendo a cielo abierto, donde agradecí el airecillo de la mañana. Arriba si que paré, comiendo algo, disfrutando de las vistas y viendo numerosas rapaces que surcaban el cielo por encima de mí haciendo honor al nombre del pico. El pico por cierto, es más bien una loma aburrida. La Peñota (a la cual aún no he subido) tiene pinta de ser más montaña y menos cerro de mierda.

Vista hacia el valle del Rio Moros con la Mujer Muerta
Desde arriba una pista baja hasta el collado de Marichiva, donde confluye con la calle ancha. Me tiré corriendo ladera abajo hasta llegar al collado, donde con ayuda del gps logré encontrar una senda bastante mierdera que subía entre pinos y piornos al Cerro Minguete. La subida es bastante incomoda, sorteando ramas y plantas y buscando un camino a veces inexistente. Por fin llegué a una planicie en la cima, desde donde solo tardé otros 5 minutos hasta la cima. Otra cumbre bastante mierdera todo sea dicho.


Peñalara controlando todo
Las vistas son muy buenas, de lo mejorcito del Guadarrama, pero nada nuevo bajo el sol comparadas con las del Montón de Trigo. Tras hacer unas fotos bajé a paso rápido hasta la Fuenfría, donde llené de agua la mochila en la fuente del camino Schmidt y paré a decidir la segunda parte de la ruta.

La idea para continuar el recorrido del Cercedilla Trail Race era bajar por la calzada romana hasta el albergue de Peñalara y allí subir por el camino Schmidt hasta el collado Ventoso, subir al segundo pico, bajar a Majalasna y desde allí, vía Navarrulaque y el mirador de los Poetas bajar directo al pueblo de Cercedilla. Sopesando la hora que era, el desnivel que quedaba y el solazo que apretaba justo encima de mi cabeza, tomé la sabia decisión de que ya estaba bien de sufrir en mi día libre y que bajaría por la carretera de la República hasta el mirador de los Poetas, donde enlazaría con el final de la ruta.

Me lancé pista abajo bajo un infernal solazo que me daba en la nuca, eso si, aliviado por el agua helada que había recargado en mi mochila y que chupiteaba cada poco tiempo.

Bastante harto por fin alcancé Navarrulaque, donde me senté 5 minutos a la sombra mientras que metía la oreja en la conversación de unos ciclistas que descansaban al lado. Volví a conectar seguir el GPS, que me guió por un camino que nunca había cogido pero que me gustó mucho y por el que bajé corriendo a riesgo de partirme la crisma con alguna raíz o piedra. Este camino, nombrado como del Sevillano en un cartel, te dirige al pueblo de Cercedilla directamente sin pasar por Las Dehesas, con lo que supone un buen ahorro y un cambio de camino, saliendo de la trillada calzada romana/borbónica o la carretera de la República.

Hasta la proxima Siete Piquerrrrrs
Tras desviarme del camino buscando una senda más directa al coche, alcancé las primeras casas del pueblo, y sólo me faltó callejear un poco más hasta alcanzar mi hermoso C4 y su acogedor aire acondicionado a 19ºC y máxima potencia.

Distancia: 23 km
Desnivel: +1400