miércoles, 4 de octubre de 2017

Sri Lanka, la puerta del Sur de Asia - Días 10 al 14 - El paraíso de las Maldivas

Días 10, 11, 12, 13 y 14 de Junio de 2015

Ya he dicho que al ser nuestro viaje de novios fue un viaje algo especial, entre otras cosas porque metimos cinco días de relax en el paraíso en las islas Maldivas.

Llegando al paraiso

Durante los siguientes cinco días no hicimos más que tomar el sol, beber zumos de frutas tropicales, bañarnos y bucear algo. 

La verdad es que el sitio no defrauda. La imagen de isla tropical que todos tenemos en la cabeza se hace realidad es casi cualquier isla del archipiélago de las Maldivas. Arena blanca, aguas turquesas, palmeras verdes y fondos marinos multicolores. No soy un gran fan de la playa pero tengo que reconocer que fueron cinco grandes días.

Fauna local

Cuando aterrizamos en el aeropuerto de Male tomamos una lancha rápida que nos dejó en nuestra isla. Y a partir de ahí, a disfrutar de la isla.

Estrés absoluto

Es un país curioso. Constituido por unas 1200 islas de las cuales únicamente unas 200 están habitadas, es un país rigurosamente islámico, donde la sharia se toma como base de la legislación. Sin embargo, ante los pocos recursos que posee, durante los años 70 se abrió el país al turismo. Se decidió que para preservar la cultura local, solo se podrían construir hoteles y centros turísticos en islas sin población con lo cual el contacto con los locales solo es posible si se hace alguna excursión.

Eso si, hacía caloraco

Tiene unos 400000 habitantes, de los cuales unos 100000 viven en su capital, Male, que nos pareció un sitio bastante horrible. Es llamativo que la altura máxima sobre el nivel del mar no llega a 3 metros, hecho que hace que estén verdaderamente jodidos por el cambio climático. De hecho desde hace unos años con los beneficios del turismo se está comprando terrenos en el continente para una posible evacuación.

Otra puesta de sol

Nuestra isla estaba en el atolón más cercano al de la capital y aún así ya nos daba impresión de estar alejados de todo y perdidos en el océano, así que no me quiero imaginar en aquellas islas más alejadas.


Fauna marina



martes, 3 de octubre de 2017

Sri Lanka, la puerta del Sur de Asia - Día 9 - Paseo por Ella y Negombo


Miercoles 9 de Junio de 2015


Desayunamos con vistas al Ella Gap, que es como se llama la vista entre las dos montañas que rodean el pueblo, la Ella’s Rock y el Little Adam’s Peak. Precisamente este último sería el objetivo de la excursión del día.

La herencia colonial inglesa se puede ver también en la extensa red de ferrocarriles del país


Caminamos al principio siguiendo las vías del tren y luego por una carretera, mientras que los millones de perros callejeros nos seguían. Parecía que estaban divididos en pandillas, y cuando uno de los que nos seguía se encontraba con uno que no era su amigo se ponían a ladrarse y a intimidarse. Uno o dos perros nos seguían desde el comienzo del paseo hasta el final, no sé qué vieron en nosotros pero ellos y sus pulgas solo nos dejaron al pie del pico. Curioso lo de los perros callejeros. Los hemos visto en muchísimos países y estoy encantado de que no haya en España.

Vista desde el Little Adam's Peak


Fue un corto y bonito paseo con solo un tramo de subida en su parte final que nos dejó en la cima del Little Adam’s peak, desde donde disfrutamos de la bonita vista del sur de la isla. Deshicimos el camino hacia el hotel, donde cogimos las maletas y nos montamos en el coche con Sugat, que nos esperaba en la puerta para llevarnos hacia Negombo.

Little Adam's Peak


Escogimos Negombo únicamente porque está muy cerca del aeropuerto y nuestro vuelo salía muy temprano por la mañana. No queríamos arriesgarnos a dormir en el mogollón de Colombo y al día siguiente encontrar atasco o tener que madrugar aún más.

Fue un largo trayecto, bajando de las tierras altas por su flanco sur y recorriendo carreteras al borde de precipicios llenas de curvas. Pero siempre es entretenido recorrer un país que no conoces y fuimos alternando alguna siestecilla con preguntas a nuestro simpático conductor. Tuvimos algún problema que otro para encontrar el hotel, que más bien era una casa de huéspedes regentada por un británico con nacionalidad srilankesa. Dejamos los bártulos y cogimos un tuk tuk hacia la estupenda playa de Negombo.

Una preciosa puesta de sol en el Océano Índico

Fue el único contacto que tuvimos con las playas del país y la verdad es que fue estupendo. Es un playón, con arena fina y una vista preciosa del atardecer. Nos dimos un largo paseo por la orilla y cuando anocheció nos tomamos un zumo en un chiringuito y compramos unos souvenirs en una de las muchas tiendas para guiris.

lunes, 2 de octubre de 2017

Sri Lanka, la puerta del Sur de Asia - Día 8 - Horton Plains NP y Ella


Martes 8 de Junio de 2015

Nos pegamos un madrugón bastante serio (recuerdo que era aún noche cerrada cuando salimos a la calle) y un jeep nos recogió en el hotel. Tras un rato de no más de una hora circulando por las carreteras de la zona y sorprendiéndonos con las explotaciones lecheras que abundan por la zona llegamos a la entrada del parque nacional de Horton Plains.

El paisaje había vuelto a cambiar; estábamos a más de dos mil metros de altitud y la vegetación era completamente diferente, con llanuras verdes y árboles adaptados al frío y el viento de la zona. Los ciervos endémicos de la isla berreaban en la distancia (desafortunadamente no pudimos verlos durante el día) y el sol empezaba a brillar en un cielo claro.

Ruta por Horton Plains

Nos pusimos a andar tranquilamente con un tiempo perfecto, fresquito pero luminoso. Realmente echábamos de menos caminar por el campo con un clima de montaña. El paisaje cambiaba de llanura herbosa a bosque con unos curiosos árboles retorcidos, los pájaros trinaban y apenas vimos a gente en todo el día. Hicimos un recorrido circular que pasa por el mirador de World's End, desde donde se divisa el sur de la isla hasta el mar y luego discurre por en medio de un precioso paisaje de llanura de altitud hasta las cataratas de Baker. En este páramo de altura nacen los principales ríos de la isla, y por eso es un tesoro natural que se cuidan mucho de preservar.

Paisaje desde el World's End
Acabamos el recorrido tras unas 4 horas de caminata, cuando el sol empezaba a apretar un poco más en el cielo y la gente empezaba a acumularse en los caminos. En resumen, nos pareció una ruta de lo más recomendable, sencilla y agradable de hacer.

Cascada de Baker

De allí fuimos a la estación de tren de Pattipola, un poco más abajo siguiendo la carretera, para montarnos en el afamado tren que recorre el corazón del país hasta Ella, nuestra siguiente etapa.

Estación de Pattipola

El trayecto en tren es muy bonito, además no es únicamente para turistas ya que compartes el trayecto con mucha población local. El problema es que cuando subimos al tren los sitios en el lado bonito del trayecto ya estaban todos ocupados, con lo que tuvimos que conformarnos con dos en el lado malo. Veíamos el paisaje y nos levantábamos a hacer fotos pero supongo que sentado al lado de la ventanilla buena el camino es más impresionante.

Aún así el viaje sigue siendo recomendable aunque solo sea por ver la vida local en las diferentes paradas, ver como las familias suben y bajan del vagón, como los vendedores suben ofreciendo sus productos en las paradas, y por supuesto por admirar el soberbio paisaje montañoso de esta zona. Tras unas cuantas horas de tren, llegábamos a Ella, la última parada de nuestro corto viaje por Sri Lanka.

Ella no es más que un cruce de caminos donde se han construido equipamientos para el turista. El entorno es muy bonito y fue atrayendo viajeros con el tiempo y hoy un buen número de hoteles, restaurantes, bares y tiendan conforman el pueblo junto a la estación de tren. Nuestro hotel estaba perfectamente situado con vistas al Ella's Gap, y la vista que teníamos desde la misma cama era majestuosa. Nada más llegar empezó a caer una tormenta que disfrutamos desde el balcón.

Ella Gap

Cuando paró bajamos al pueblo caminando sobre unas vías de tren y ya en la calle principal nos tomamos unas merecidas cervezas después del largo día. Quizás fuera el único día en el que vimos ambiente de mochileros, omnipresente en otros destinos del sureste asiático.

domingo, 1 de octubre de 2017

Sri Lanka, la puerta del Sur de Asia - Día 7 - Las Tierras altas

Lunes 7 de Junio de 2015

Salimos por la mañana hacia las tierras altas, circulando por una serpenteante carretera que ascendía sin aparente fin. El paisaje era fantástico. Bajo un cielo azul salpicado con nubes blancas, las plantaciones de té se sucedían a ambos lados de la carretera y solo cesaban cuando el terreno era demasiado escarpado. Pudimos ver un par de majestuosas cascadas durante el camino. A pesar de ser un largo trayecto, no nos aburrimos, entretenidos como íbamos con el paisaje.

Plantaciones de té de las tierras altas


Hicimos un par de paradas. La primera en una plantación de te, donde pudimos caminar entre las plantas y observar a las trabajadoras tamiles que recogen el te en unos capazos que llevan en su espalda. La segunda en una fábrica/tienda que, al contrario que el jardín de especias si nos pareció interesante. Nos mostraron el proceso de fabricación del té, los diferentes tipos y la maquinaria utilizada durante el proceso. Por último te hacen una degustación antes de pasar a la tienda, pero no nos pareció mal, nos gusta el té y nos llevamos algo de regalo para España.


Cascada de camino a las tierras altas
Tras alguna vuelta más en la carretera llegamos a Nuwara Eliya, ciudad capital de las tierras altas y fundada en el siglo XIX por los británicos como ciudad de escape del calor tropical. La verdad es que hacia un tiempo fenomenal, parecido al que podemos encontrar en la costa cantábrica, con buena temperatura durante el día y fresquito (de ponerse una chaqueta) en cuanto se ponía el sol.

Paisaje de las tierras altas

Dimos un paseo por el Gregory Lake, rodeados de montañas, contemplando el radical cambio que presenta el paisaje en unos pocos kilómetros y como los locales paseaban y se relajaban a la orilla del lago. Comimos algo ligero y buscamos nuestro hotel en el centro de la ciudad. Era un hotel colonial, con muy pocas habitaciones pero mucho encanto y el encargado parecía descendiente de los colonos británicos de hace un siglo. Estuvimos muy a gusto.

Gregory Lake

A primera hora de la tarde bajamos al centro y dimos una vuelta por el jardín de la Reina Victoria, en un ambiente relajado y agradable. Paseando entre algún campo de golf y mansiones coloniales descubrimos el Grand Hotel, autentico símbolo de la ciudad y nos regalamos un muy británico té con pastas en la señorial terraza. Bueno con pastas, sandwiches y alguna cosa más.

Grand Hotel

High Tea


Ya de noche volvimos paseando al hotel con la chaqueta puesta y cenamos allí una estupenda comida mientras charlábamos con el dueño. No fue el día que más cosas visitamos, pero probablemente fuera de los días más agradables del viaje. Al día siguiente nos tocaba madrugón para visitar el Parque Nacional de Horton Plains asi que nos fuimos a dormir temprano.

sábado, 30 de septiembre de 2017

Sri Lanka, la puerta del Sur de Asia - Día 6 - Kandy

Domingo 6 de Junio de 2015

Kandy es diferente a lo que habíamos visitado los días anteriores. El clima es más fresco, lo cual se agradece y las montañas rodean la ciudad. Es el preludio a las tierras altas del país, a las zonas de plantaciones de té y chaquetilla por las noches.

Kandy cogió el relevo de capital de Ceilán tras Polonnaruwa, y a la vez que las primeros occidentales (los portugueses) llegaban a las costas de la isla y empezaban a reclamar parte del comercio primero y luego el territorio directamente. Mantuvo la capitalidad hasta que los ingleses se hicieron con la isla en el siglo XIX y Sri Lanka dejó de ser un país independiente. Por ello aúna edificios coloniales y un ambiente más ordenado con las raíces budistas del resto del país. Es una ciudad agradable, con un lago en el centro alrededor del cual se puede pasear y un centro animado. Nos dio la impresión de estar más desarrollada que las zonas centrales y se ve bastante mezcla de religiones en sus calles.

El principal reclamo de la ciudad es el templo del diente de Buda. Según la leyenda, esta curiosa reliquia fue traída desde la India a principios del primer milenio y ha sido reverenciada y custodiada en la isla por parte de las sucesivas dinastías que han regido el país. Teóricamente quien guarde la reliquia tendrá el derecho a regir sobre Ceilán, y así fue hasta que llegaron los occidentales y dejaron clarito que eso no iba mucho con sus costumbres.
Templo del diente de Buda de Kandy (la foto no es mía)

Sin embargo, el templo es hoy en día centro de peregrinación para todo el budismo mundial, no solo el local, y por tanto quizás sea el templo más importante del país.

Comenzamos nuestra visita por ahí, poniéndonos un sarong para tapar las impúdicas piernas y siendo testigos del respeto reverencial con el que la población visita el templo, rezando y postrándose ante la reliquia al pasar por su lado. El complejo es interesante, y puedes estar un par de horas entretenido visitando las diferentes estancias, templetes y estupas. Cuando acabamos, salimos a la calle de nuevo y dimos un paseo por la orilla del estanque artificial.

Pese a que las orillas no están especialmente limpias, supone un paseo agradable, alejado del follón del centro de la ciudad y disfrutando un poco de la naturaleza. A mitad de camino se nos acercó un hombre que nos ofreció unas entradas para un espectáculo de baile, pero ya íbamos sobre aviso de que suelen ser timos así que educadamente le dimos largas. Parece ser que las danzas de Kandy son muy interesantes, pero no es lo nuestro, la verdad, al menos por el precio que las ofertan.

La segunda atracción más importante de Kandy es el jardín botánico. De primeras nos pareció un poco triste que tu segunda atracción sea un parque pero como no teníamos mucho más que hacer ese día nos plantamos allí. La verdad es que fue una grata sorpresa. No sé si a gente que viva en el trópico o en zonas más verdes de Europa les defraudará, pero viniendo de la seca estepa castellana impresiona.


Jardín botánico de Kandy


Arbolaco del Jardín botánico de Kandy

No solo los árboles son majestuosos, sino que el diseño del parque está muy cuidado y recorrer sus paseos y senderos es un placer que no hay que perderse.


Volvimos al hotel ya entrada la tarde y volvimos a bajar al centro en un tuk tuk para cenar. Elegimos un sitio recomendado por la guía cuya especialidad era la comida musulmana de la isla. La comida estaba bien pero entre que el sitio no brillaba por su limpieza y que nos sentimos un poco observados por el resto de comensales (todos musulmanes y con cero o ninguna mujer entre ellos), no nos pareció la cena más agradable del viaje.

Calle principal de Kandy, donde cenamos (la foto tampoco es mía)

Dimos una vuelta nocturna por el centro de la ciudad apreciando el ambiente local y cogimos otro tuk tuk de vuelta al hotel.

viernes, 29 de septiembre de 2017

Sri Lanka, la puerta del Sur de Asia - Día 5 - Cuevas de Dambulla

Sabado 5 de Junio de 2015

Al día siguiente unos ruidos muy extaños nos despertaron a eso de las seis de la mañana. Maldiciendo a los vecinos de arriba abrimos la cortina para encontrarnos a una familia de monos tranquilamente sentados en nuestra terraza. La verdad es que nos hizo gracia y se nos pasó el enfado del madrugón. Los tíos estaban ahí con toda su pachorra, y no les importo lo más mínimo que le miráramos y les hiciéramos fotos. Ni un amago de huir.

Visita mañanera

Así que nos metimos otro buen desayuno en el hotel, y fuimos a las cuevas de Dambulla, que quedaban cerquita. La primera impresión no fué muy buena, porque el gobierno construyó un templo dorado gigante que parece una atracción de feria de cartón piedra pintada de dorado que quita cualquier tipo de encanto al conjunto.

Sin embargo, las grutas, que son las más antiguas y mejor preservadas del país, son un tesoro histórico del budismo y se esconden a la espalda del horrible templo, como queriendo huir de la horterada que les han colocado delante. Cuando el horrendo templo se caiga, las grutas y las estatuas seguirán ahí.

Templo recién sacado del chino de la esquina

Subimos unas interminables escaleras con monos merodeando por todos lados. El calor era más aguantable por ser primera hora de la mañana, pero ya se intuía lo que sería otro día tórrido. Las cuevas principales son siete y se sitúan a lo largo de una galería que se mantiene fresca durante la mañana. Multitud de estatuas y pinturas de Buda se agrupan y alinean en las cuevas mas grandes, y una atmósfera de recogimiento y oración impregna todo. Fuera, la galería se abre a una terraza con unas espléndidas vistas de la llanura central del país.

Conjunto escultórico de las cuevas

Conjunto escultórico de las cuevas

Estuvimos visitando el conjunto un par de horas, admirando las pinturas murales y las estatuas de Buda. Las cuevas datan del siglo I a.C pero casi todas las dinastías de la isla han ido aportando estatuas, pinturas o habilitando templos, desde los monarcas de Anuradhapura hasta las dinastias del siglo XVIII. Disfrutamos del fresquito de la mañana antes de bajar de nuevo las escaleras y empezar el trayecto hacia Kandy.

Adios llanura central, adios. No echaremos de menos tu calor y humedad

Ir hacia Kandy supone ir abandonando poco a poco la llanura central, núcleo histórico y religioso del país, para ir avanzando hacia las tierras altas. Estos días atrás habíamos podido contemplar la herencia religiosa y más antigua de Sri Lanka, que murió con la llegada de los poderes coloniales a la isla. En los días siguientes empezaríamos a conocer las ciudades que los portugueses, ingleses y holandeses habitaron en sus etapas aquí, principalmente huyendo del calor asfixiante del centro.

El paisaje va cambiando poco a poco y las colinas empiezan a aparecer, junto con más población musulmana e hindú en las ciudades que se van atravesando.

De camino paramos en un jardín de especias. Hoy en día nos parece mentira, pero las especias fueron la razón de la historia colonial de la isla. Los europeos del siglo XVI, ávidos de mercancias con las que hacer dinero facil encontraron un autentico paraíso en la riqueza vegetal de esta isla. Clavo, canela, cardamomo, pimientas y un sinfín más de especias que suponían una barbaridad de dinero para la época una vez llevadas a Occidente.

La visita al jardín sin embargo nos pareció prescindible. El conductor se lleva su comisión y un avispado guía te va enseñando los diferentes árboles que tienen para posteriormente pasar a la tienda y pasar también por caja. Es difícil negarse a comprar algo cuando llevan 40 minutos explicándote cosas, así que acabas cayendo. Si no se quiere comprar nada es mejor pasar de largo.

Antes de llegar a Kandy hicimos un alto en un templo hindú que vimos a la vera de la carretera. Era el primero que veíamos en el país (ya que la mayoría de la población hindú está en las provincias del Norte) y el contraste con los templos budistas es llamativo. No parecía demasiado antiguo, pero el colorido de la fachada principal y los cientos de figuras que la adornaban bien mereció la parada.

Templo hindú


Templo hindú

Cuando llegamos a Kandy el tiempo había empeorado, y unas nubes negras acechaban en el cielo. El hotel estaba muy bien, con una preciosa piscina con vistas al enorme río Mahaweli.

El bosque tropical cerraba la vista en la otra orilla y mi cabeza me llevaba una y otra vez a los tiempos en los que oficiales criados en la fría Inglaterra subieron por estos ríos y descubrieron estas tierras salvajes tan diferentes a las suyas. Decidimos hacer un poco el colono también nosotros y descansar la tarde en la piscina, tomando el sol, bañándonos y comiendo y bebiendo cervezas a placer en las tumbonas. A eso de las seis, una tremenda tromba de agua descargó sobre el hotel pero la temperatura siguió siendo buenísima, así que disfrutamos de la lluvia mientras leíamos en el porche.

Como colonos en el siglo XIX

jueves, 28 de septiembre de 2017

Sri Lanka, la puerta del Sur de Asia - Día 4 - Polonnaruwa

Viernes 4 de Junio de 2015


Nuestro día empezaba en Polonnaruwa, otra de las antiguas capitales de la isla donde alquilaríamos unas bicis y empezaríamos a recorrer el conjunto de ruinas pedaleando.

El calor seguía siendo muy intenso, pero con el airecillo de la bici se pasaba mucho mejor. He de decir que si hablamos de ruinas, ésta nos pareció claramente la mejor visita de Sri Lanka. Aquí se pueden encontrar todo tipo de restos antiguos de civilizaciones perdidas: templos, pagodas, esculturas gigantes todas cerca una de las otras, bien conservadas y mantenidas y agradables de visitar. Para mi es una parada imprescindible en la visita a este país.

Tras la destrucción y abandono de Anuradhapura allá por el siglo XI, la capital del reino cingalés se trasladó a Polonnaruwa hasta el siglo XIV, una vez que los invasores Chola fueron rechazados por el rey Vijayabahu I, quien también fundó la ciudad.


Mapa de la ciudad antigua de Polonnaruwa

Comenzamos por el museo arqueológico, que contiene una buena introducción a las culturas antiguas de la isla y a los tiempos en los que el hinduismo aún era la religión mayoritaria de la isla. Se puede aprender bastante de los templos hindúes y hay una bonita colección de objetos antiguos.

Palacio Real

Gal Vihara

Tras alquilar las bicicletas comenzamos nuestro tour por las ruinas. No hay ningún tipo de subida y el firme está en buen estado, así que vale cualquier tipo de bici, incluso unas de paseo como las que nos dieron a nosotros.

Gal Vihara

Hay restos de todo tipo y en diferente estado de conservación, edificios palaciegos semiderruidos como el Palacio Real, pagodas inmensas muy bien conservadas como la Kiri Vehera o Pabalu Vehera, complejos templos en buen estado de conservación como el Vatadage (dentro del llamado Sacred Quadrangle) o el hinduista Siva Devale, gigantes estatuas de Buda esculpidas en roca en Gal Vihara...en definitiva, una visita muy agradable donde apreciar las civilizaciones antiguas de la isla.

Templo de Vatadage (Golden Quadrangle)

Detalle del templo de Vatadage

Templo hinduista de Siva Devale

Estupa de Rankot Vehera

El responsable de muchos de los restos que hoy se pueden ver en la zona fue el rey Parakramabahu I, el cual además de edificios palaciegos y templos se dedicó a una frenética construcción de estanques de riego y canales para que no se desperdiciara ni una gota de agua que cayera del cielo. Es curiosa la abundancia de inmensos estanques de agua dulce por toda la llanura central de la isla. Parece ser que en la zona seca de la isla la precipitación que cae a lo largo del año no es suficiente para sustentar el cultivo del arroz, asi que desde épocas bien tempranas la construcción de gigantescos estanques o embalses conectados a canales y ríos fue el pasatiempo favorito de los gobernantes ceilaneses. Se pueden ver por toda la llanura central del pais.

Una vez acabado la etapa ciclista y con unas nubes muy negras amenazando lo que quedaba de tarde, nos dirigimos hacia el parque nacional de Minneriya a hacer un safari para ver los famosos elefantes de Sri Lanka.

Elefantes salvajes en el PN de Minneriya

El día anterior habíamos pasado por delante de un sitio donde ofrecían excursiones a lomos de los propios elefantes, pero el pobre animal estaba encadenado y con cara de triste, y la idea de montarnos encima de él no nos sedujo mucho. Por contra, aquí pueden verse los animales en libertad, eso si, a costa de pagar una buena entrada para acceder al parque. El jeep se interna en el parque por una pista en medio de un tupido bosque, y poco tiempo después  ya vimos los primeros elefantes, bastante cerca de la carretera asi como algún ciervo y cientos de pájaros.
Pero no tuvimos mucha suerte, porque empezó a llover y ante la lluvia los elefantes se internan más y más en el bosque, y es difícil ver las grandes manadas que en días claros se reúnen a la orilla del lago. Aún así, disfrutamos del bosque avanzando hasta llegar a la orilla del estanque donde el paisaje, con las aguas tranquilas rodeadas de selva por todos lados era grandioso. La caída de la tarde, con los pájaros surcando el aire es un espectáculo maravilloso en el interior de Sri Lanka. 

Huyendo de la oscuridad y de la lluvia tropical volvimos al hotel, donde descansamos hasta el día siguiente.


Atardecer en el PN de Minneriya

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Sri Lanka, la puerta del Sur de Asia - Día 3 - Mihintale y Sigiriya

Jueves 3 de Junio de 2015


Nos levantamos con algo más de calma, aunque la deslumbrante luz tropical inundaba la habitación desde las seis de la mañana. Nos dimos un baño en la piscina (solos, of course) y pedimos un desayuno ligero de fruta y tostadas. Nos encanta probar la comida local, pero con el desayuno somos muy occidentales; ya nos pasó en Japón y también aquí, tras un día de prueba volvemos al típico desayuno europeo. 

Sugat nos estaba esperando pacientemente en la puerta y tras descartar volver a Anuradhapura ya que el festival seguía, aceptó llevarnos al primer destino que teníamos planeado: Mihintale.
Este conjunto de templos se encuentra en las cercanías de Anuradhapura, a unos 8 km, y se erige en el lugar exacto donde  la leyenda dice que allá por el siglo III a.C el antiguo rey de Ceilan Devanampiya Tissa se encontró con Mahinda, un hijo del emperador de la India Ashoka y que se encontraba de viaje como monje budista. Este encuentro entre ambos supuso la conversión del rey y el momento en el que el budismo pasó a ser la religion "oficial" de la isla (o al menos de la mayoría de la población).

Roca de Mihintale

Mihintale

El lugar consta de una explanada a la que se accede tras subir unos 1800 escalones, bajo la atenta mirada de muchos monos. Alrededor de la explanada se yerguen varias colinas, cuyas cimas se encuentran coronadas por diversos monumentos: la roca sagrada a donde llegó el monje Mahinda, una gran pagoda blance y una estatua de Buda.

Era el segundo día de festival religioso, asi que la marea blanca también inundaba Mihintale, aunque en menor medida que el día anterior. Sugat nos dejó a pie de colina y subimos andando entre la multitud, que nos miraba extrañada. Todo el mundo se descalzaba y dejaba sus sandalias a pie del monte y nosotros hicimos lo mismo, pero metimos nuestro calzado en la mochila. Antes de subir se nos acercó una mujer, que dijo pertenecer a una asociación de prensa y nos alertó de que la mayoría de los peregrinos eran de zonas rurales, no acostumbrados a la presencia de turistas y que tuviéramos mucho cuidado. He de decir que en ningún momento vimos ningún tipo de peligro, la gente te mira extrañada, pero es amable, sonriente y educada. Nos sorprendió la advertencia de la mujer, la verdad.

Estupa blanca de Mihintale

Subimos la larga escalinata con cuidado de no pisar a nadie y llegamos a la explanada principal. Allí hay una estatua del rey Devanampiya Tissa iluminado junto a un árbol bodhi. 

Desde allí subimos a la estatua blanca de Buda y a la pagoda, desde donde se contemplaba un impresionante escenario de la llanura central del país, cubierta por un denso bosque y con las inmensas pagodas de Anuradhapura en la lejanía. La vista era increíble, pero no sería nada comparada con la que contemplaríamos más adelante en el día.

Vistas desde arriba

Rodeamos la pagoda haciendo fotos a los lugareños que nos lo pedían, que se miraban después en la pantalla de la cámara divertidos. En la bajada hacia el coche los monos acechaban a la vera del camino, atentos para comer algún fruto seco o resto que se le cayera a alguien.
A mano derecha nos desviamos hacia las ruinas de la estupa Kantaka Cetiya, del siglo I a.C. Semioculta entre la maleza, pudimos disfrutar de algún momento de calma, aislados un poco de los peregrinos.

Kantaka Cetiya


De nuevo con Sugat le pedimos que nos llevara directamente al siguiente punto de interés: Sigiriya, la roca del león.
Tras un largo viaje en coche (disfrutando del aire acondicionado, no lo vamos a negar) empezamos a ver más agitación turística, con más negocios de tours y souvenirs, y es que nos acercábamos al que probablemente sea el punto más turístico del país. Comenzamos la visita pagando la cara entrada, como en todas las atracciones turísticas de Sri Lanka. Bajo un sol inmisericorde y un terrible calor visitamos los jardines repletos de ruinas al pie de la gran roca hasta llegar al comienzo mismo de las escaleras.
Nos encontramos con mucho turismo local y tuvimos que ir casi en fila de uno subiendo lentamente. En el camino de subida nos hicieron pasar por una galería de pinturas o grabados con poco o nulo interés, en la que no corría el aire y el calor era completamente agobiante. Tras salvar el primer tramo de escaleras se llega hasta la pezuña del león, una impresionante escultura en la roca que precede el ultimo nivel de peldaños.

Pezuña del Leon

Allí cogimos aire y volvimos de nuevo para arriba, sudando copiosamente. El complejo palaciego de Sigiriya data del siglo V d.C, y fue mandado construir por el rey Kasyapa. En la cima, una vez subidos los 370 metros de escaleras el aire corría mucho más y se estaba mucho más cómodo.
La vista es grandiosa. Un interminable jardín del edén se extiende en todas direcciones. El verde lo inunda todo y tanto el llano como las montañas circundantes son un vergel donde el suelo se oculta bajo las copas de los frondosos arboles. Nos quedamos un buen rato admirando el paisaje, que lo merece.


Maravillosa vista


Ruinas del templo-fortaleza

Esta parte de la isla es muy plana, con colinas y rocas aisladas que saltean el paisaje. En lo alto de la roca, las ruinas del palacio o templo que fue abandonado mucho tiempo atrás. Es fácil comprender porqué se eligió esta localización, y es que la vista se prolonga en todas direcciones hasta el infinito. Volvimos a bajar, ya aliviados del tremendo calor y descendimos del todo perdiéndonos entre los jardines de roca y verde, alejándonos de la multitud hasta alcanzar la entrada de nuevo.

Ese día teníamos un muy buen hotel reservado, regalo de unos amigos y decidimos que ya estaba bien de morir de calor. El Heritance Kandalama es un hotelazo, con una arquitectura muy particular que se funde con la selva y el lago y que por dentro es todo comodidad y lujo. Pasamos la tarde-noche en la terraza descansando y leyendo, admirando las vistas sobre el estanque y el bosque y con el sol poniéndose tras las colinas.

Heritance Kandalama, hotelaco