viernes, 23 de septiembre de 2011

Singapur - Malasia - Indonesia Día 14


4 de Agosto Día14: Snorkel en las Gili y la aventura canadiense de Lucas

Lombok en el horizonte

Nos levantamos con toda la calma del mundo y tras un desayuno rico de tortitas de plátano o tostadas o huevos revueltos, los 4 “buceadores” hicimos la mochila y nos fuimos hacia el puesto donde habíamos reservado el tour. El colega nos acompañó hasta el punto de salida de los barcos, donde más gente se acumulaba a la espera de que zarpase. Las aletas había que pagarlas aparte y yo fui el único que las consideró necesarias. Con unos 20 minutos de retraso nos “acomodamos” como pudimos en un barco de madera con un fondo de cristal lleno de mierda por el que no se veía absolutamente nada. Apretujados como íbamos y con ningún espacio para poner las mochilas o aletas, estábamos deseando que el bote hiciese la primera parada para tirarnos al agua. Repartieron gafas y tubo, remarcando que si las jodíamos era bajo nuestra responsabilidad. A mi izquierda iba una pareja de venezolanos que vivían en Perth. Eran muy majos y me aseguraron que en la playa de la isla principal habían visto numerosas tortugas la tarde anterior sin alejarse mucho de la orilla. En el barco había también una madre de familia con un bikini tanga que hizo estragos en los viajeros faltos de amor y una joven indonesia con unos cocos como los que venía deseando Villamor desde el momento que salió de casa. Dueñas volvió a recaer en su enfermedad con las locales y aseguró que de conseguir unos cocos así se quedaría para siempre en el SE asiático bebiendo zumos y comiendo fruta.

La primera parada era la costa oeste de la segunda de las islas, Gili Air, la menos poblada de todas y más salvaje. Nos soltaron cerca de la orilla y uno tras otro fuimos lanzándonos al mar y a descubrir los peces y corales del sitio. No difería mucho de lo que había visto el día anterior, pero puede ver más cantidad de todo y un pez muy grande parecido a un mero que me miraba con cara de retrasado (habrá que ver qué pensaría él de mi). La media hora prometida se quedó en 20 minutos, y nos llamaron con un silbato para subir a bordo de nuevo. Cuando me fui a quitar las gafas, debía llevarlas muy apretadas, porque la cinta elástica se rompió y me quedé con ella en la mano. Amablemente le pedí otras a la tripulación y me dijeron que tenía que pagarlas. Los ladrones, después de cobrarme 100000 rupias por un viajecillo en el bote ese de mierda y dejarme menos tiempo del convenido en el agua aparte de proporcionar un material que dejaba bastante que desear me querían cobrar 50000 rupias por una mierda de cinta elástica. Tras una discusión decidimos dejarlo para más adelante ya que habíamos llegado al segundo punto de inmersión.
 
Gili Air
Al otro lado de Gili Air y en más mar abierto, se trataba de lanzarse al agua e ir nadando mientras que seguíamos al guía. El barco nos recogería 500 metros más adelante. Con unas gafas nuevas que me cuidé muy mucho de no dañar visto lo visto, nos lanzamos al agua. Estábamos en el borde del arrecife y mientras que a la derecha se veía mucho coral en muy buen estado, a la izquierda contemplábamos una caída en vertical en la que no veíamos el fondo. El océano sin fin a la izquierda acojonaba bastante y era mejor concentrarse en la derecha y no mirar mucho al otro lado para no ver alucinaciones de tiburones surgiendo de las profundidades. Me separé del grupo involuntariamente ya que es muy difícil reconocer a la gente bajo el agua y con gafas y tubos y fui siguiendo a los venezolanos. Muchos peces de colores te acompañaban en tu nado, y de repente, una tortuga marina se dejó ver a nuestro lado. La cabrona iba muy rápido y no me puede poner a su altura, pero pude verla de cerca en lo que fue una experiencia cojonuda. Otra prima suya apareció de las profundidades y “recogió” a la primera y ambas se perdieron en los fondos, donde sabían que los humanos no les podíamos seguir. Aparte de las tortugas pude ver una serpiente marina de vivos colores a la que preferí no acercarme mucho y un pez araña semioculto entre el coral. Sin duda esta parada fue la mejor de las tres en las que se dividió el viaje. Cuando levanté la cabeza del agua me di cuenta de que estaba separado del resto del grupo, de hecho tenía un grupo detrás y otro delante, y no sabía cuál era el mío (decir que a la vez había varios grupos con varios barcos). Sin embargo tenía aún a los venezolanos al lado con lo que me quedé más tranquilo, y más cuando vi a mi barco pasar a pocos metros ya con todos los compañeros a bordo.

Subimos al barco y continuamos la ruta hacia la tercera de las islas: Gili Meno. El mar cada vez estaba más encrespado, es cierto, pero los tripulantes trileros lo usaron como excusa para acortar el tiempo de la excursión y meternos prisa para volver rápidamente al puerto de origen. Así que nos dejaron en el arrecife de la tercera isla y nos dieron unos escasos 5 minutos para bucear. El sitio no era gran cosa, me atrevería a decir que era el mas flojo de los tres, destacando únicamente unos trozos de coral azul. La gente estaba ya un poco harta de tanto snorkel y de hecho Nova se quedó arriba junto con otros viajeros más. Tras los cinco minutos de mierda que nos dejaron, nos acercaron hasta esta tercera isla para comer en un restaurante de la orilla, que muy probablemente sería del primo de los tripulantes.
 
El sitio donde te paran para comer
Nos tomamos unas burguesas y unas patatas normalitas sentados en una cama balinesa al lado de tres chicas: una japonesa con mezcla de rasgos occidentales que estaba de muy buen ver, una americana rubia bastante decente y una neozelandesa que aprovechando que en su país se rodó El Señor de los Anillos, era de una familia de orcos de la misma Minas Morgul. Horror, que adefesio de tipa. Los salteadores que nos llevaban en el barco nos metieron prisa y nos embarcamos sin más dilación en el viaje de vuelta a Trawagan. El mar estaba más bravío, pero nada que no fuese mas allá de un salpicón a la gente de proa y poco más. En ningún momento se mareó nadie ni vimos algo de riesgo. Con lo que llegamos una hora antes (a las 14:00) de lo que deberíamos haber llegado. Nos despedimos de los venezolanos, que eran muy buena gente y cogimos las de Villadiego hacia el hotel. Pero uno de los tripulantes me paró diciéndome que tenía que pagar el coste de la gafa de bucear. No estaba yo demasiado dispuesto a sufragarle al colega que se había forrado gracias a nosotros un iphone así que me dispuse a lucharlo al máximo. Tras una dura gestión que incluyó discursos sobre no robar al turista y demás, conseguí pagarle 15000 rupias que tampoco me sentaron nada bien.

Cabreado volví al hotel para cruzarme con Villa, Dueño y Nova que se iban a la playa a aprovechar las últimas horas de sol en las Gili. Cuando llegamos, nos encontramos con que Lucas no había perdido el tiempo y que había conocido a tres canadienses o mejor dicho Quebequois con las que entabló una bonita relación y estaba comiendo con ellas. Lucas: 24/7 ligando. Nosotros 4 nos tiramos en la playa a echar una siesta y esperamos a que Lucas regresara para que nos contara sus peripecias. Cuando volvió nos contó que había ido de paseo y que su mirada se había cruzado con la de las tres jovenzuelas y que ellas le devolvieron el paseo y le invitaron a acompañarlas a comer ya que le vieron solo y desamparado. Lucas aseguraba que eran majas pero un poco niñas, y que había quedado en verse luego con ellas por la noche en la no party. A la caída de la tarde nos fuimos hacia el hotel parando antes en un punto de acceso a internet donde reservamos el hotel de Singapur y mandando algún mail a casa. Devolvimos las bicis que nos hicieron un gran apaño en la isla por un precio razonable y nos sentamos en la terraza del hotel que daba al mar en nuestras famosas colchonetas.
 
El Welcome que en realidad era un Goodbye, porque nos ibamos al día siguiente
Me aburría de estar sentado y me fui a dar una vuelta con la cámara por la avenida principal. Llegué a un puesto de pulseras pero me pedían una millonada que no estaba dispuesto a pagar y encima no tenía ninguna gana de regatear después de la experiencia del snorkel. Ni un duro más iba a dejar en las Gili. De vuelta encontré el turno de duchas ya en funcionamiento y me uní a él, para salir a cenar por última vez en Gili. Volvimos a elegir el restaurante de pescado del primer día ya que habíamos tenido una buena experiencia. Esta vez, Nova se subió al carro del atún y Dueño pidió un pescado al estilo indonesio mientras que los otros tres manteníamos las elecciones del primer día. Nos hinchamos a ensaladas y cuando llegó el calamar ya estábamos bastante llenos, lo cual no fue impedimento para meternos entre pecho y espalda los segundos y luego unos helados. Saciados como nunca en Indonesia, volvimos a nuestro irlandés a bajar la cena con unos mojitos. Lucas oteaba el horizonte para ver si veía a las Quebequois y el resto conversábamos animados. Cuando comenzó el toque de queda musical, Lucas creyó ver a sus amigas y se quedó con Villa y Pablo, mientras que yo y Nova nos íbamos al hotel, ya que Jorge empezaba a no encontrarse muy bien. Al parecer, el tema con las canadienses no dio para mucho, ya que los tres cazadores nocturnos estuvieron de vuelta no muy tarde con la excusa de que eran muy niñas y que cualquier esperanza de riki-nait era muy complicada.

3 comentarios:

  1. Dos cosas:

    -Muy buenos posts y, por ende, muy buen blog.
    Yo diría que excelente.

    -¿De dónde sacas tiempo para escribir esto?
    Recuerdo que los primeros días enviabas el informe a las 10 de la mañana. Trabaja perraca!!!!


    Abrasssooss!!

    P.D. He ido leyendo casi todos los posts, a pesar de no haber comentado. Estoy esperando la resolución del viaje :-)
    Por cierto, deja de vetar historietas!!! Ya sabemos que sí que hubo Riki Natives!! Digo Riki Naits with natives, o como quieras expresarlo :-)

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  2. También vi la tortuga, ésa que llevaba correa y habían soltado los piratas que nos llevaron a visitar los fondos.
    Las Quebecois eran simpáticas, los cocos increíbles.

    P.D. Ramadan, no party; no Ramadan, party

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  3. ¡Ah! Así me gusta Marcos, leyendo el blog. Me temo que no encontrarás nada fuera de lo normal...

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