sábado, 30 de septiembre de 2017

Sri Lanka, la puerta del Sur de Asia - Día 6 - Kandy

Domingo 6 de Junio de 2015

Kandy es diferente a lo que habíamos visitado los días anteriores. El clima es más fresco, lo cual se agradece y las montañas rodean la ciudad. Es el preludio a las tierras altas del país, a las zonas de plantaciones de té y chaquetilla por las noches.

Kandy cogió el relevo de capital de Ceilán tras Polonnaruwa, y a la vez que las primeros occidentales (los portugueses) llegaban a las costas de la isla y empezaban a reclamar parte del comercio primero y luego el territorio directamente. Mantuvo la capitalidad hasta que los ingleses se hicieron con la isla en el siglo XIX y Sri Lanka dejó de ser un país independiente. Por ello aúna edificios coloniales y un ambiente más ordenado con las raíces budistas del resto del país. Es una ciudad agradable, con un lago en el centro alrededor del cual se puede pasear y un centro animado. Nos dio la impresión de estar más desarrollada que las zonas centrales y se ve bastante mezcla de religiones en sus calles.

El principal reclamo de la ciudad es el templo del diente de Buda. Según la leyenda, esta curiosa reliquia fue traída desde la India a principios del primer milenio y ha sido reverenciada y custodiada en la isla por parte de las sucesivas dinastías que han regido el país. Teóricamente quien guarde la reliquia tendrá el derecho a regir sobre Ceilán, y así fue hasta que llegaron los occidentales y dejaron clarito que eso no iba mucho con sus costumbres.
Templo del diente de Buda de Kandy (la foto no es mía)

Sin embargo, el templo es hoy en día centro de peregrinación para todo el budismo mundial, no solo el local, y por tanto quizás sea el templo más importante del país.

Comenzamos nuestra visita por ahí, poniéndonos un sarong para tapar las impúdicas piernas y siendo testigos del respeto reverencial con el que la población visita el templo, rezando y postrándose ante la reliquia al pasar por su lado. El complejo es interesante, y puedes estar un par de horas entretenido visitando las diferentes estancias, templetes y estupas. Cuando acabamos, salimos a la calle de nuevo y dimos un paseo por la orilla del estanque artificial.

Pese a que las orillas no están especialmente limpias, supone un paseo agradable, alejado del follón del centro de la ciudad y disfrutando un poco de la naturaleza. A mitad de camino se nos acercó un hombre que nos ofreció unas entradas para un espectáculo de baile, pero ya íbamos sobre aviso de que suelen ser timos así que educadamente le dimos largas. Parece ser que las danzas de Kandy son muy interesantes, pero no es lo nuestro, la verdad, al menos por el precio que las ofertan.

La segunda atracción más importante de Kandy es el jardín botánico. De primeras nos pareció un poco triste que tu segunda atracción sea un parque pero como no teníamos mucho más que hacer ese día nos plantamos allí. La verdad es que fue una grata sorpresa. No sé si a gente que viva en el trópico o en zonas más verdes de Europa les defraudará, pero viniendo de la seca estepa castellana impresiona.


Jardín botánico de Kandy


Arbolaco del Jardín botánico de Kandy

No solo los árboles son majestuosos, sino que el diseño del parque está muy cuidado y recorrer sus paseos y senderos es un placer que no hay que perderse.


Volvimos al hotel ya entrada la tarde y volvimos a bajar al centro en un tuk tuk para cenar. Elegimos un sitio recomendado por la guía cuya especialidad era la comida musulmana de la isla. La comida estaba bien pero entre que el sitio no brillaba por su limpieza y que nos sentimos un poco observados por el resto de comensales (todos musulmanes y con cero o ninguna mujer entre ellos), no nos pareció la cena más agradable del viaje.

Calle principal de Kandy, donde cenamos (la foto tampoco es mía)

Dimos una vuelta nocturna por el centro de la ciudad apreciando el ambiente local y cogimos otro tuk tuk de vuelta al hotel.

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