sábado, 4 de agosto de 2012

Transrrauláica 2012 Día 1 De Bujaruelo a Goriz por la brecha de Roland

Aún con luz llegamos a Torla tras atravesar el puerto de Cotefablo, y preparamos las mochilas para los 7 días. Dejamos definitivamente los crampones y el piolet en el maletero, confiando en no necesitarlos hasta el glaciar del Aneto, donde utilizaríamos los alquilados en La Renclusa. Nos hicimos unas fotos preliminares y santificamos la expedición al gran 7, justo a tiempo para que nos recogiera el taxi que habíamos llamado para llevarnos a Bujaruelo por unos caros (a nuestro parecer) 30 eurípides. La razón primera para coger un taxi era el poder acceder más fácilmente al coche a la vuelta, pero según avanzábamos por la pista me fui dando cuenta de que dejar el coche en Torla había sido también una gran idea por el mal estado de la pista que conduce hacia el norte. Sí que hay gente que se aventura en ella con su coche, pero mi viejuno y dañado A4 no está para estos trotes e hicimos bien en dejarlo en el parking público de Torla.

El valle es estrecho y oscuro, dando un respeto si lo atraviesas con las últimas luces del día. Llegamos al camping (al segundo de ellos, el más alejado de Torla) justo a tiempo para cenar algo rápido antes del cierre de la cocina y planear a la luz del frontal la etapa del día siguiente. Con la ayuda de un camping – gas que nos prestaron (a pesar de que ya habíamos cenado, jejeje) montamos la tienda, para darnos cuenta por primera vez de sus estrecheces y de los juntitos que íbamos a dormir. Pero oye, todo fuese por cargar menos peso. Nos echamos a dormir entre campamentos juveniles e ilusionados por la ruta que empezaría al día siguiente…

La luz nos indicó que había llegado la hora de desmontar el campamento. Yo, al ser la primera noche no había dormido nada bien, todo lo contrario que Ant, que se duerme encima de una piedra. Entre desperezos y bostezos llegamos al bar a tomarnos un desayuno sencillo para luego desmontar la tienda, empaquetarla y rehacer las mochilas

Puente de Bujaruelo

La ruta de hoy nos llevaría en primer lugar hasta el puerto de Bujaruelo, atravesando primero un bosque para, según la altitud aumentara, pasar a los prados de montaña. Atravesamos el bello puente de piedra de Bujaruelo que salva un rio de aguas cristalinas, y cogimos un sendero que remontaba la ladera este del valle a través del ya mencionado bosque. Tras las primeras sudadas en las primeras rampas, dejamos a la izquierda el valle de Otal, escondido y virgen y fuimos contemplando en el fondo del valle el camping y el puente de Bujaruelo

Valle de Otal
Acostumbrados al Guadarrama, estas montañas juegan en otra liga. No es su altura lo que las hace espectaculares, sino su morfología, abrupta, vertical y rocosa, que contrasta con la suavidad y redondez de las montañas de Madrid.

El sol empezaba a elevarse justo cuando nosotros salíamos del bosque, y nos protegimos de sus rayos mientras seguíamos ascendiendo contemplando las primeras marmotas, los omnipresentes córvidos y algún que otro buitre. Tras atravesar una plana, el camino giró al E y el puerto se dejó ver entre las nubes, lo que nos animó a seguir avanzando a buen ritmo por el fondo del valle. Los últimos metros se empinan un poco más para arriba, pero finalmente arribamos al puerto de Bujaruelo o Gavarnie.


El puerto de Bujaruelo aparece entre las nubes
Nos había sorprendido la soledad que llevábamos hasta ahora, siendo Julio y sábado, pero ésta se truncó al llegar arriba, donde un grupo de jóvenes alaveses y otros grupos ponían el bullicio que hasta ahora había faltado. Nos abrigamos, ya que las nubes habían hecho bajar la temperatura, comimos algo de frutos secos y nos hidratamos añadiendo una pastilla de Isostar al agua, invento que creemos que nos ha venido muy bien durante toda la ruta, evitándonos las agujetas y proporcionándonos las sales que nos hacían falta. Igual también simplemente ha sido una flipada y un placebo, pero eso no lo sabremos nunca…

Tras un descanso después de los 800 metros de subida, reemprendimos el camino en dirección E, por una senda que ascendía más tendidamente pero de manera constante ya por territorio francés. El paisaje deja el verde para volverse más áspero y rocoso, con un carácter lunar que nos acompañará todo lo que quedaba de día al ser la altura ya considerable (2273 m en el puerto). Aquí la procesión de gente era mucho mayor, porque una carretera deposita a los franceses casi arriba del puerto, cosa que jode bastante teniendo tú que subir casi 1000 metros. Atravesando cursos de agua y alguna cascada equipada con una cadena que hizo el camino más ameno, empecé a sufrir, debido a que pensaba que el camino llanearía hasta el refugio de Serradets y de de eso nada. Tuvimos que dejar pasar a un grupo que iba como un tiro (¡cómo andan por el monte estos vascos!) en dirección al Taillón. Las nubes que en un principio cubrían todo desde el puerto empezaron a levantar, dejándonos ver el pirineo francés con el Vignemale y su glaciar presidiendo la estampa. Estas son las cosas que te responden a la pregunta que resuena en tu cabeza durante las subidas: ¿y qué cojones haré yo aquí en vez de tirado en la playa?

Panorámica desde Serradets
La altura iba subiendo y se iban viendo algunos neveros y glaciares en la cara norte de la cuerda divisoria. Una última rampa nos dejo a los pies del refugio de Serradets o de la brecha, que alcanzamos en 5 minutos a buen ritmo. Las vistas sobre el circo de Gavarnie eran preciosas, pese a estar las nubes en el fondo del valle, y se intuía la cascada de Gavarnie, que pasa por ser la más alta de Europa. El refugio se sitúa en un sitio inmejorable, al pie de la cuesta que conduce a la brecha de Roland y en lo alto del circo de Gavarnie. No llegamos a entrar pero nos tomamos un montadito de sardinas que nos supo a gloria y estrenamos nuestras pastillas potabilizadoras que resultaron ser una buena compra. Los chavales alaveses traían comida para un regimiento pero iban más preocupados por las copas que se iban a tomar en Torla esa noche que por la subida al Taillón. Eran unos cachondos y nos echamos unas risas oyendo sus conversaciones.

Ahi está ahi está ahi está ahi está...la brecha de Roland!! (matadme, gracias)

Tras un descansito al sol esperando a ver si se iban las nubes sobre el circo, reemprendimos la marcha que subía ya sin pausa hacia la brecha por una loma formada por los depósitos de un glaciar. Tuvimos que atravesar unos neveros sin mayor problema porque la nieve estaba blanda blanda y con mucha huella marcada y casi al final echar mano a la roca en algún paso sin complicaciones. Tras 30 minutos llegamos a la brecha de Roland, que hace de pintoresco paso fronterizo entre España y Francia.

Roland fue el sobrino de Carlomagno, y le acompañó en su campaña al sur de los pirineos para ampliar y asegurar la marca hispánica, allá por el siglo X. Cuando, de vuelta al territorio franco, los vascones les sorprendieron en Roncesvalles, Roland se encontraba en la retaguardia del ejercito que sufrió el ataque y, antes de morir, intentó por todos los medios que los enemigos no se hiciesen con la preciada espada regalada por su tío. Para ello intentó romperla lanzándola contra una roca, roca que sin embargo no aguantó el embiste de la mágica arma y se rompió, dejando una brecha que hoy es la brecha de Roland. Bonita historieta para un paso realmente pintoresco que comunica el Parque nacional de los Pirineos con el de Ordesa y Monte Perdido.

El famoso paso de los sarrios con la cadenita de marras

Desde la brecha se puede bajar directamente hacia el Sur al Collado del Descargador, pero nosotros teníamos intención de atravesar el famoso paso de los Sarrios, que quedaba un poco más al Este, para luego cruzar un terreno más rocoso y escarpado hasta llegar al mismo collado. Así pues cogimos una faja que discurre bajo los riscos en dirección E, hasta llegar al famoso paso, que no es más que un paso con algo más de patio a la derecha y una cadena que sirve para darte seguridad. Con hielo y nieve puede acojonar algo más, pero en pleno verano es un paso entretenido pero nada más. De todos modos viene bien pasar por aquí si se quiere dar un poco más de chicha a la excursión. Pasamos por debajo de la gruta de Casteret y disfrutamos del sol un rato antes de pasar un nevero y un pasito más complicado donde tuvimos que echar mano a la roca quitándonos previamente las mochilas. A partir de ese momento, una senda que descendía constantemente por un terreno lunar y rocoso atravesando el citado collado, el llano de Millaris y la faja Luenga, donde nos comimos otro pequeño bocadillo a eso de las 15:00.

El refugio de Goriz ya se veía en lontananza, pero aún nos quedaba un buen camino bastante aburrido y cansado. El entorno se hacía algo más verde, ya que aquí la altitud algo más baja permite crecer a la hierba e incluso alguna flor. Tras descender otros cuantos metros, llegamos al refugio de Goriz, meta de este primer día, y que más bien parecía un camping desorganizado debido a la masificación que sufre permanentemente este refugio de alta montaña, y aún más un fin de semana de Julio. Reservamos la cena y el desayuno y buscamos un sitio para poner la tienda a una distancia bastante pequeña de unos holandeses pero con unas vistas preciosas de el valle del río Arazas.

Relax en la explanda de Goriz

 A partir de ahí, descanso, ducha (precaria), cena copiosa (lentejas, ensalada, salchichas y yogur), llamada a casa para tranquilizar y charleta con unos holandeses mientras os tomabamos unos chupitejos de hierbas a precio de Cardhu rodeados de vascos y más vascos. A la tienda a eso de las 22:00, donde nos dio tiempo a matar a un familiar cercano de Ela La Araña que nos aguardaba en el techo de nuestra casita. La primera etapa del RG-7 tocaba a su fin, con un éxito total que auguraba una gran semana.

Resumen y datos básicos

Tiempo empleado: 8 horas más o menos con descansos

Desnivel: +1421 m / -387 m

Dificultad: Normal, hay alguna cadena antes de llegar a Serradets y en el paso de los Sarrios. Hay que echar mano bajando del paso de los Sarrios pero se puede evitar dando un pequeño rodeo.

Alojamiento: Tienda en las cercanías de Goriz. Masificado, duchas muy precarias. Cena y desayuno bien.Agua: En los refugios. Desde la Brecha a Goriz poca.

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