miércoles, 14 de marzo de 2012

Pico del Nevero por las hoyas de Pinilla

Integrantes: Antoñito Alcántara, Jaimolas
Fechas: 11 de Marzo del 2012
Sector: Sierra de Guadarrama


Las altas temperaturas de estos días incitan a pasar el día fuera de casa. Por otro lado, amenazan con acabar con la poca nieve que aún acumulan las montañas de la sierra, que ya de por sí es muy poca para esta época del año. Con lo que animado por estos dos factores, el C.A.R.A se propuso hacer una salidita y ver si eramos capaces de romper con una tradición: la de madrugar a horas intempestivas y hacer rutas tan largas que luego te impiden moverte del sofá durante toda la tarde. Además, ese día había movilizaciones contra la reforma laboral, así que qué mejor que luchar contra el fascismo y el capital que en la cumbres, como nos gusta hacer a nosotros (ruego que esta última frase no se tome muy en serio, gracias queridos lectores).

Con estas premisas, la expedición salió a las 09:00 de la mañana de Manuel Becerra (si, 09:00 de la mañana no es madrugar para ir a la sierra). Oye, un poco dominguero si que es, pero también viene bien dormir una horillas de más antes de hacer una ruta. El destino era nuevo. Por una vez no nos dirigíamos por la A-6 o la carretera de Colmenar para dar con nuestras piernas en la Cuerda Larga, Peñalara o Siete Picos, sino que tomaríamos la A-1 con dirección al puerto de Navafría, para posteriormente subir al pico del Nevero, faro indiscutible de los Montes Carpetanos, que discurren entre Peñalara y el Puerto de Somosierra.

Con un grato cambio de modelito en Antoñito y un renovado A-4 perfectamente limpio por dentro y por fuera (poco duraría en ese estado), nos dirigimos hasta el pueblo del Lozoya en el valle del mismo nombre. Este amplio valle se encuentra entre los Montes Carpetanos y la línea formada por La Cuerda Larga y sierras de La Morcuera y La Cabrera, y supone una zona que no esperas encontrar en la masificada Comunidad de Madrid. Rodeado de altas montañas con gran cantidad de nieve durante muchos meses al año (este año es una excepción) y surcado por el río Lozoya que da de beber a gran parte de los madrileños, perteneció a Segovia durante gran parte de su historia, alberga numerosos pueblos con encanto y sin las hordas de turistas de los pueblos del valle del Guadarrama. Se tarda más en llegar a ellos (aproximadamente 1 hora) pero merece la pena la incursión para disfrutar del paisaje y la tranquilidad de esta comarca de montaña.

Vistas del Valle del Lozoya desde el mirador de Peñalacabra

Al llegar al pueblo de Lozoya, cogemos la desviación al puerto de Navafría, sin duda el más desconocido de los puertos que unen la provincia de Segovia con la de Madrid. Una serpenteante carretera abandona las últimas casas del pueblo para adentrarse en un robledal que tras unos kilómetros dejará paso a un tupido bosque de pinos. Dejando de lado un par de áreas recreativas perfectas para comer en los cálidos días de veranos por fin llegamos a la de Las Lagunillas, donde aparcamos el coche a eso de las 10:15 de la mañana.

Nos aplicamos una magdalena de desayuno, nos pusimos las botas, enchufamos el Sport-tracker que tan buenos resultados nos está dando y echamos a andar por una pista horizontal que sale al SW del parking que, tras unos pocos metros atraviesa una valla metálica. La pista discurre entre pinos, pero no nos dimos cuenta de que era demasiado horizontal e incluso de bajada hasta que fue demasiado tarde. Entretenidos con las esplendidas vistas del valle del Lozoya y los constantes arroyos que aún con esta sequía bajaban de las cumbres, únicamente nos planteamos que la senda no era la correcta cuando ya habíamos descendido unos cientos de metros. Tocaba subir campo a través por el cauce de un arroyo y ascendimos casi en línea recta hasta el mirador de Peña la Cabra guiándonos por su inconfundible barandilla metálica.

Sudando un poco la gota gorda y maldiciéndonos a nosotros mismos por complicar una ruta sencilla, por fín llegamos al mirador desde donde se contemplan unas magníficas vistas del embalse de Pinilla, el pueblo de Lozoya y las sierras de la Morcuera y Canencia. Tras unas fotos con una cámara Reflex de la época de la Guerra Civil, continuamos nuestra ruta, ahora en horizontal hacia el SW acercándonos hacia el circo de Pinilla. Tan solo nos acompañaba un montañero de avanzada edad que, viendo que nuestro ritmo era más alto nos dejó pasar justo antes de atravesar un nevero que aún se conservaba. Subimos entre rocas y arroyuelos hasta el circo del Nevero, donde las lagunillas aún estaban medio heladas. Este circo es un sitio realmente interesante, una especie de circo de Peñalara en miniatura, que puede servir como alternativa para los días en los que el puerto de Cotos se pone hasta arriba, que en estas fechas y con este tiempo son todos o casi todos. Nuestra idea, pese a llevar los crampones y piolets a la espalda era subir por la ruta normal, pero nos dimos cuenta de que aún había algún corredor apto para subir desde el circo y a ello nos pusimos.

Cualquier excusa es buena para ponerse los bártulos

La nieve estaba muy blanda y resbaladiza y, tras unos primeros metros de intentar subir sin crampones, nos los calzamos y reanudamos la ascensión con ellos puestos. Subiendo en zig-zag por la pronunciada pendiente había que ir con cuidado ya que la nieve, suelta y resbaladiza amenazaba con desprenderse a cada paso. Clavando los pinchos con mucha atención y ayudándonos con el piolet por el lado de la montaña llegamos a un punto donde se hizo aconsejable pasar a subir en perpendicular a la pendiente, clavando las puntas y ayudándonos con el piolet en modo pico (muy técnico ¿eh?). Por fin, tras algún momento de adrenalina al mirar hacia abajo, llegamos a la zona donde la pendiente se suavizaba y la nieve desaparecía, donde nos quitamos los bártulos y saludamos a otro grupo que se hallaba en la cima. Sólo espero que la Reflex de Ant siga funcionando y que las fotos salgan bien porque en ese caso voy a tener unas cuantas fotacas atestiguando mis aptitudes alpinas.

Había una hostieja fina, eso si.

Dimos buena cuenta del montadito de jamón serrano mientras disfrutábamos de las fantásticas vistas: La Cuerda larga, la Bola del Mundo, la mejor visión de Peñalara que hay desde la sierra, el valle, el embalse y al norte la meseta castellana con los picos de Urbión y la sierra de la demanda al fondo y los pinares de Navafría a nuestros pies.
La mejor vista de Peñalara se tiene desde aquí.
Tras acercarnos al vértice geodésico y hacer un poco el mongolo tal y como es tradición empezó a llegar algún grupo a la cima y cuando levantamos la vista, por el camino del puerto venía una auténtica manifestación. Asi que cogimos las cosas y nos encaminamos hacia el puerto por la vía directa, es decir, por toda la cuerda. Subía una barbaridad de gente, y Antoñito insistía en saludarlos a todos hasta que recapacitó y renunció a la premisa básica del C.A.R.A. de saludar por el monte a todo el mundo.

Los pinares de Navafría
Esta vía de subida es mucho más aburrida que la que cogimos nosotros, ves ambas zonas de la sierra, pero es un camino monótono con mas pendiente y mucho menos bonito. La parte final transcurre entre pinos, pero es un cortafuegos más que un camino, sin ninguna zeta que aplaque un poco la pronunciada pendiente. Acelerando el ritmo para pasar la tediosa bajada, llegamos pronto al puerto, que está flanqueado por bosques de pinos. Bajando un kilometrillo por la carretera volvimos al coche, en donde estábamos a las 13:15.

En resumen, una bonita ruta por una zona bastante desconocida del Guadarrama en donde, si no te encuentras con alguna excursión masiva como en nuestro caso, puedes olvidarte de la muchedumbre de Madrid. Los pinares del lado segoviano quedan por descubrir, pero prometen ser una gran ruta por ejemplo cuando el calor del verano apriete. Además creo que hay un área para hacer barbacoas y unas piscinas naturales, habrá que investigar…
El puerto donde acabó todo...

1 comentario:

  1. Sin ninguna duda, la sierra de la A1 no tiene nada que envidiar a la sierra de la A6. De hecho, creo que es mucho más limpia, pura y menos masificada.

    Ya nos daremos una vueltecilla y abrá que subir al "Pico de las tres provincias" y posterior descenso en donde, preparándolo en 30 minutos, tenemos la posibilidad de descender por la otra cara del ascenso.

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