domingo, 15 de enero de 2012

Cabezas de Hierro por la cara Norte (14-02-12)


Integrantes: Antoñito Alcántara, Jaimolas
Fecha: 14-01-2012
Sector: Guadarrama

Pese a la poca nieve acumulada en las laderas y cumbres del Guadarrama durante este invierno, el mono fue más grande y el sábado de buena mañana, nos plantamos en el aparcamiento de Cotos para patear un poquito y sacar a pasear si eran necesarios los pinchos y el piolet.
Daban nieve para el fin de semana y las cumbres aparecían cubiertas de bruma desde Moncloa, pero según nos acercabamos a Villalba y luego a Navacerrada, la agreste cumbre de la Maliciosa que nos recibe si nos acercamos desde la A-6 aparecía reluciente antes nuestros ojos. Eso si, sin nada de nieve, ¡que triste está la Sierra!
Tras el cafetito en Venta Marcelino y comprar una torta de anís de Rascafría que luego nos vendría muy bien, comenzamos a andar por la carretera de Valdesquí, equipados con todos los bártulos ya que arriba, en lo más alto, si se veía algo de blanco. Decir que el 99% de la gente que aparca en Cotos (que el sábado por la mañana son muchos) coge el camino de Peñalara, y que si se busca soledad, esta ruta o alguna de sus variantes es perfecta.

Peñalara sin casi nieve
Tras 10 minutillos bien cómodos por carretera debido a la ausencia de coches, se abre un camino a mano izquierda que cogemos y que en unos metros nos llevará al refugio Pingarrón, situado en un magnífico sitio desde donde se aprecia el valle del Lozoya. Con nieve, levantarse aquí y ver el amanecer debe ser un absoluto espectáculo (lo marcamos como pendiente). A la derecha sale una senda marcada como RP6 que en principio desciende hacia el arroyo que viene de Valdesquí, tras cruzarlo gira hacia nuestro destino y empieza a ascender hacia una loma. El camino discurre encajonado en el bosque del pinar de los belgas, de una belleza pasmosa y una soledad inapreciable para quien conoce las multitudes del Guadarrama.
Tras subir entre pinos comienza de nuevo a descender el camino hasta llegar a otro arroyo que cruzaremos por un puente. Es ahí donde hemos de abandonar la senda, que sigue valle abajo, y empezar a andar primero horizontalmente y luego siguiendo otro arroyuelo que nos llevará, en otros 10 minutos a la linde entre el bosque y la ladera pelada.
Una canchal de piedras que flanquea a un pequeño arroyo nos sirve como comienzo a la ascensión. Entretenidos de roca a roca, vamos viendo poco a poco zonas y charcas heladas que nos obligarán a extremar las precauciones. A lo lejos, más arriba, se aprecian neveros y cascadas heladas hacia las que nos dirigimos. Segun vamos ascendiendo las partes heladas aumentan y preciosas formaciones de hielo nos entretienen un rato.
El agua va transformándose en hielo según asciendes
Desde que sales del bosque se aprecian los dos pulmones (o riñones) de Cabezas de Hierro, entre los cuales tenemos intención de subir. Cuando ya estos son perfectamente reconocibles, a la derecha del derecho hay una pareja practicando escalada en hielo y a la izquierda, en unas cascadas mas grandes enmarcadas en el corredor central, varios grupos escalando. Nos quedamos un tiempo mirandoles y disfrutando y pensando que algún día nos animaremos a escalar, en roca y en hielo.
Cascadas de hielo y escaladores
Ahora comienza la parte más dura de la ascensión, una empinada pendiente de rocas muy inestables que te hacen afinar la atención para no rodar ladera abajo o no desencadenar una caída masiva de rocas. Además, hay hielo y zonas de nieve dura intermitentemente, en las cuales nos calzamos los crampones para evitar sustos (y por que no decirlo, para practicar un poco).

La falta de nieve continua hace que aumente la peligrosidad
Superando la zona de mayor pendiente, las rocas siguen, ya cubiertas de nieve muy irregular. Antonio vuelve a ponerse los crampones y yo me entretengo practicando haciendo escalones con el piolet (asi tengo los brazos yo hoy...). Admirando las vistas que nos ofrece el valle del Lozoya, alcanzamos la cima de la Cabeza de Hierro Mayor, con su particular monolito cimero.
Siempre me han encantado las vistas de la Pedriza del Manzanares desde aqui, y una vez abrigados ya que aqui se nota más el frío y el sol parece haber desaparecido tras la bruma, damos buena cuenta de la torta de anis de Venta Marcelino. A estas altura ya eramos conscientes de que volver a casa a comer era imposible, con lo que avisamos en nuestras respectivas casas y decidimos, en vez de volver por donde habíamos venido, hacer la ruta circular.

La Pedriza desde Cabezas de Hierro Mayor
Siguiendo la cuerda larga por donde ya habíamos ido meses antes, pero en sentido contrario, bajamos al collado entre las cabezas para trepar hacia la cima de la Cabeza de Hierro menor y acto seguido bajar al collado de Valdemartín. La subida hacia el cerro se me hizo muy larga por el desnivel acumulado y por un inoportuno tirón que me atacó en el cuadriceps de la pierna izquierda. Afortunadamente se disipó en un rato y pudimos continuar sin problemas hasta la cumbre, donde, tras ponernos los crampones para mayor facilidad y ahorro de tiempo, bajamos la helada ladera de Valdemartín hacia las pistas de esquí de la fantasmagórica estación de Valdesquí.
Primero por una helada senda horizontal y luego bajando por una "pista" poblada de piornos nos acercamos hasta la entrada de la estación donde un cartel de "Cuidado: Perros peligrosos" y una verja cerrada nos hizo temer por el fin de la ruta. Sin embargo, los perros estaban tras una valla y la verja abierta, con lo que sin mayores problemas llegamos a la carretera y recorrimos los 2,5 km hasta el parking de Cotos a una velocidad de crucero.

Tras la correspondiente caña al sol de Venta Marcelino y dirigiendo la mirada hacia la cumbre que acababamos de conquistar, nos metimos en el coche y volvimos a bajar a Madrid.

La satisfacción del trabajo bien hecho
Como resumen, una preciosa y sobretodo poco transitada ruta que nos permite subir a una de las principales cumbres de la Sierra por su lado más agreste. Si no se quiere tanto desnivel, la primera parte de la ruta por el bosque es una gran opción. Podríamos haber subido sin crampones y piolet, pero en cuanto nieve un poco más (que esperemos que sea pronto) éstos son imprescindibles. Dura por la pendiente a salvar al subir a Cabezas y por la duración general. A nosotros nos llevó unas 5 horas con paradas incluidas y a buen ritmo (para bien o para mal no sabemos llevar otro...). Precaución en la zona entre los pulmones de Cabezas para evitar caidas o desprendimientos.

2 comentarios:

  1. Jimbo! No me importaría apuntarme a una de estas excursiones, asi que lo hablamos con una cerve y me cuentas mas detalles de las aventuras, de cómo las organizáis y de cuáles son los próximos retos, ok?

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  2. Cuenta con ello Markel, ¡prepara el calendario!

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